Aspectos de la experiencia de juego

La función principal de un videojuego tiene que ser la de entretener al usuario. Algunos de los aspectos clave que necesita un videojuego para poder proporcionar una experiencia de juego tan amplia y duradera como sea posible son los siguientes:

Estimulación de los usuarios. Además de entretener, para que un videojuego se considere destacable debe ser capaz de llamar la atención del usuario. Existen muchos aspectos que importan en este sentido: su presentación, ambientación, historia... Cuanto más identificado se sienta el usuario con el personaje o rol que debe tomar, mejor será su experiencia con el juego. 

Crear adicción al juego. Podríamos decir que un juego adictivo es aquél en que cuando terminas la partida, fase o misión, al jugador le quedan ganas de seguir jugando para probar la siguiente. 

Ofrecer nuevas experiencias. Muchos de los juegos que triunfan no gozan de la mejor tecnología gráfica, ni de la mejor historia, sino que simplemente huyen de los cánones de la industria proponiendo formas alternativas de entretenimiento. A veces es interesante dar nuevas opciones a los usuarios para que no se aburran y dejen de jugar. 

• Ofrecer retos mentales y físicos. Un videojuego permite poner a prueba las capacidades personales, ya sea compitiendo contra el propio videojuego o contra otros jugadores. Cuando jugamos solos, el videojuego debe ofrecernos continuamente metas, puzzles, rompecabezas, etc., que ponen a prueba nuestras capacidades de resolución de problemas y nuestra habilidad en interaccionar con el entorno del juego. Por otro lado, los juegos multijugador deben proporcionar un entorno para que se puedan disputar competiciones entre varios jugadores en igualdad de condiciones, donde se premie únicamente la capacidad de cada uno de ellos. 

Mejorar las habilidades personales. Finalmente, un juego permite entrenar algunas habilidades de nuestro cuerpo. En general se ha demostrado que los videojuegos tienen algunos efectos positivos para el cuerpo, pues aumentan los reflejos, la capacidad de coordinación, e incluso algún estudio indica que son positivos para algunas habilidades profesionales. Por otro lado, hemos comentado que hay muchos juegos específicos para poder entrenar algunas capacidades mentales. Los juegos de última generación incorporan elementos externos que requieren de la realización de ejercicios que permiten poner a prueba nuestros niveles de resistencia física, equilibrio, precisión o coordinación. 

Para mejorar la experiencia de juego, nuestro videojuego debe reunir una serie de características: 

• En primer lugar, un juego tiene que crear una atmósfera adecuada a la experiencia que se quiera proporcionar. La ambientación y la presentación del juego son muy importantes por dos razones:

– El usuario tiene que ser capaz de identificar todos los aspectos del juego, a nivel visual y auditivo, para poder llevar a cabo sus acciones.

– La ambientación es el factor principal para que el usuario se sienta identificado con el personaje y la historia presentados. 

Definir una historia coherente y que enganche. Este punto se aplicaría sólo en el caso de que el juego tuviera historia. Para crear la adicción, el juego tiene que ir abriendo y cerrando nuevos hilos argumentales, mientras mantiene una historia principal que el usuario puede ir siguiendo sin distraerse. Este punto tiene que ser coherente con el anterior, ya que la ambientación juega un papel fundamental en el desarrollo de la historia. De la calidad de esta historia muchas veces dependerá el éxito del juego. 

Ofrecer diferentes niveles de dificultad. Cuando diseñamos un juego, debemos pensar que las habilidades de los jugadores son muy diversas. Por lo tanto, es importante que exista la posibilidad de escoger a los jugadores entre diferentes niveles de dificultad, de manera que ningún jugador lo abandone por ser demasiado aburrido o porque no puede superar ningún reto. 

Aumentar la dificultad a medida que se avanza en el juego. La clave para conseguir que un juego sea adictivo está en el balanceo del mismo. Debe tener una curva de aprendizaje lo más baja posible, que permita al jugador empezar a utilizar el juego lo antes posible. Posteriormente, se le deben ir presentando los retos en dificultad creciente, de manera que, una vez domine el funcionamiento de un nivel, tenga que aprender algo nuevo para poder superar el siguiente nivel. 

Disponer de originalidad. La originalidad es un factor que podemos incluir en cualquiera de los puntos anteriores. Cualquier rasgo distintivo que introduzcamos en el juego, ya sea en la historia, en la ambientación, o simplemente creando un nuevo tipo de juego, aumentará la atención de los usuarios hacia el juego. Actualmente está en auge la introducción de nuevas y originales formas de interacción, que permiten a los usuarios tener nuevas experiencias con juegos que hasta ahora se habían jugado con los controles clásicos.


Fuente:
Jordi Duch Gavaldá & Heliodoro Tejedor Navarro, “Introducción a los videojuegos”, Ed. Universitat Oberta de Catalunya, p. 36 – 38.

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