Al inicio de la década de los noventa tal vez afirmar que el mercado franco-belga estaba en crisis fuera un poco exagerado, pero no lo es decir que estaba experimentando muchos cambios. El modelo de prepublicación en revistas para luego recopilar las historias en álbumes tocaba a su fin con el cierre de Tintin y Pilote, que significaba el final de toda una era. Artísticamente, las grandes editoriales habían acabado por estandarizar los diferentes géneros, de modo que la mayoría se ceñía a unas reglas narrativas muy concretas, dentro de sus propios estilos, pero siguiendo el ritmo marcado por la tradición. Ante esta monotonía se va a rebelar el movimiento artístico más importante en la BD desde Los Humanoides Asociados: L’Association.