Aunque la edad dorada de la tira de prensa hacía tiempo que había pasado, eso no significa que no surgieran decenas de series desde Peanuts de gran calidad. Imposible no recordar el Garfield de Jim Davis, o Mafalda del argentino Quino, a la que el compromiso político de su autor la dota de unos valores morales inquebrantables. Pero aquí queremos detenernos en una tira surgida ya en los ochenta, que es para muchos la única que puede discutirle a Peanuts su trono: Calvin and Hobbes (Calvin y Hobbes). Entre 1985 y 1995, Bill Watterson la desarrolló centrándose en las vivencias de un niño de seis años, Calvin, y Hobbes, su tigre de peluche, que es para su dueño completamente real. Entre juegos y travesuras infantiles, Watterson introduce con una naturalidad pasmosa debates de trasfondo filosófico, y demuestra que conoce y es capaz de mostrar el universo infantil con precisión y un humor al que, aunque es perfectamente asumible por niños, no le falta picante.