Frank King es otro de los más grandes pioneros del cómic. Naturalde Wisconsin, comenzó a ganarse la vida dibujando muy joven, al tiempo que asistía a clases en la Academia de Bellas Artes de Chicago. Su primera serie fue The Rectangle, publicada originalmente en el Chicago Tribune en 1913. Pero el momento en el que King comienza a hacer verdadera historia de la historieta llegará un poco después, en 1918, cuando introduzca en su tira al personaje de Walt Wallet y la renombre como Sunday morning in Gasoline Alley, pronto conocida como simplemente Gasoline Alley. La serie se convirtió en un trabajo descomunal, que admite pocas comparaciones, ya que se ha publicado ininterrumpidamente desde entonces hasta nuestros días, aunque lógicamente en otras manos; King estuvo al frente hasta 1956. Fueron treinta y ocho años en los que desarrolló su particular universo, donde introdujo una novedad fundamental para su éxito: mientras que en todas las tiras contemporáneas los personajes vivían sus peripecias en un limbo temporal, en Gasoline Alley el tiempo transcurría a la par que el del mundo de fuera de las viñetas, de manera que los personajes, a lo largo de los años, crecían, se casaban, se jubilaban… y morían. Skeezix, el hijo adoptivo de Walt, apareció en la serie siendo un bebé recién nacido, y actualmente es abuelo. Esto fue lo que le dio a la tira su dimensión de saga, de historia sin fin. Evidentemente, esta genial idea no habría sido nada sin el talento del autor. A partir de 1920, King comenzó a usar la página dominical para desplegar todo tipo de experimentos narrativos y formales, jugando con el color o las viñetas de manera única.
Por
último, tenemos a Elzie Crisler Segar, autor de Thimble Theater desde 1919. Fue
una serie de protagonismo coral y humor absurdo cercano al cine mudo, cuyo
título seguramente no suene al lector, pero a buen seguro el personaje que
Segar introdujo en 1929 sí lo hará: Popeye. El marinero tuerto de habla casi
ininteligible se convirtió en el protagonista absoluto de la tira y comenzó a
vivir extrañas aventuras por todo el mundo, enfrentado a la Bruja del mar o a
los Goon. Aunque la serie de dibujos lo consagró como un icono de la cultura de
masas y lo convirtió en un apologeta del consumo de espinacas, lo cierto es que,
en sus orígenes en la prensa, Popeye obtenía su extraordinaria fuerza frotando
una gallina mágica. Segar fue incorporando extravagantes personajes a la tira y
perfeccionó su estilo caricaturesco, que influirá muchos años después a un
joven Robert Crumb. Murió prematuramente en 1938, víctima de una leucemia, y Thimble
Theater continuó su andadura hasta nuestros días en manos de otros artistas.
Gerardo Vilches, “Breve historia del cómic”, Ed. Nowtilus Saber, p. 24 – 28.
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