El nacimiento del cómic estadounidense. Walt Disney & Archie

La recién nacida empresa de animación y futuro emporio del entretenimiento Walt Disney Company no podía permanecer ajena a las posibilidades de la historieta. Los dibujos animados habían aparecido tan sólo unos pocos años más tarde que los primeros cómics, por lo que ambos eran percibidos por el gran público como diversiones novedosas. Walt Disney sabía esto y por eso empezó a producir tiras de prensa de su personaje más popular: Mickey Mouse. En un principio, él mismo se encargaba de su realización, pero pronto las dejó en manos del que sería el principal artista asociado al ratón en su versión historietística: Arthur Floyd Gottfredson. De origen danés, uno de sus brazos quedó inútil durante la infancia debido a un accidente, por lo que comenzó a interesarse por las tiras de prensa y aprendió a dibujar. Gottfredson había entrado hacía muy poco a trabajar como animador en Disney cuando el propio Walt le ofreció encargarse del guion y el dibujo de la tira de Mickey Mouse. Era el año 1930. Gottfredson aceptó, pero siempre pensó que era una situación temporal, que en un momento u otro volvería a la animación. Acabó realizando la tira durante cuarenta y cinco años, toda su vida profesional. En ella desarrolló aventuras de «continuará» con un delicioso humor para todos los públicos, mientras creaba muchos de los personajes que luego se incluyeron en las animaciones de Mickey y hoy son mundialmente conocidos. Lamentablemente, sólo en sus últimos años pudo Gottfredson disfrutar de la fama y el reconocimiento que merecía, porque durante casi toda su estancia en la tira el único nombre que aparecía acreditado era el del propio Disney; Gottfredson, como tantos y tantos otros dibujantes de Disney, fue un trabajador anónimo.

La era del comic-book trajo, además de superhéroes y otros géneros, un nuevo campo que explotar por parte de la Walt Disney Company. Si por entonces la tira de prensa de Mickey Mouse ya estaba plenamente asentada con el trabajo de Arthur Floyd Gottfredson, en el campo del comic-book será otro personaje el que triunfe: el Pato Donald. Donald había sido creado en el año 1940, y sus aventuras en papel empezarían tan sólo un año después. De la legión de autores anónimos por obligación que se encargó a lo largo de los años de los cómics Disney, destaca el nombre de Carl Barks. Barks creó todo un universo a su alrededor: la ciudad de Patolandia, el Tío Rico, los tres sobrinos de Donald, el inventor Ciro Peraloca, los Chicos Malos… Entre 1937 y 1966 fue el principal autor de sus aventuras, que fueron tremendamente populares. En España, estos tebeos, y muchos otros de Disney, fueron publicados en la colección Don Miki, de la editorial Montena, en los setenta y ochenta. 

Y antes de pasar a otras cuestiones es obligado dedicarle unas líneas a una editorial y unos personajes poco conocidos en España, pero que son toda una institución estadounidense. Hablamos de Archie Comics, una empresa fundada en 1939 por John L. Goldwater y sus socios. La editorial se dedicó a publicar comic-books variados, que pasaban sin pena ni gloria, hasta que, dos años más tarde, Goldwater ideó una nueva serie que estaría protagonizada por un personaje llamado, precisamente, Archie. Lo acompañaba toda su pandilla de amigos, y sus aventuras cotidianas estaban ambientadas en Riverdale, una pequeña ciudad ficticia que recogía la esencia de las típicas poblaciones del medio oeste estadounidense. Con los dibujos de Bob Montana en sus primeros años, las andanzas de Archie y el humor blanco de la serie la van convirtiendo en un gran éxito, que ha sobrevivido hasta nuestros días, con sus protagonistas viviendo aventuras atemporales, y con el eterno dilema intacto: ¿se quedará Archie con la rubia Betty o con la morena Veronica?



Fuente:
Gerardo Vilches, “Breve historia del cómic”, Ed. Nowtilus Saber, p. 45 – 47.

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