En Argentina, vuelve a publicarse la revista Fierro a partir de 2006, de la mano de Juan Sasturáin. Pero ya incluso en los noventa había empezado a gestarse una escena de autoedición muy interesante, y que va a dar muy buenos frutos en fechas recientes. A ella podemos adscribir a Berliac, un autor de carácter experimental que además desarrolla una intensa labor como crítico. Diego Parés es otro buen ejemplo de autor inquieto y forjado en el fanzinismo de los noventa. Mientras estos autores experimentan en los márgenes, el mercado mainstream se va surtiendo de novelas gráficas y tomos, cada vez más frecuentes. Ahí encontramos, por ejemplo, Sol de noche de Guillermo Saccomanno y Patricia Breccia –hija de El Viejo y hermana de Enrique, por supuesto–, o Shankar, de Eduardo Mazzitelli y Quique Alcatena.
Power Paola es una autora ecuatoriana afincada en Buenos Aires que ha partido de los fanzines para publicar recientemente una novela gráfica, Virus tropical, un apasionante relato autobiográfico que la convierte en uno de los valores más que tener en cuenta del panorama internacional.
En Perú, Jesús Cossio dibujó una novela gráfica documental sobre la dictadura peruana: Barbarie. Cómics sobre la violencia política en el Perú (1985-1990). También de Perú, aunque afincado en España desde hace años, es el dibujante e ilustrador Martín López Lam, uno de los más inquietos autoeditores del momento, que ha publicado Parte de todo esto, una antología de historias ambientadas en su tierra natal.
Uruguay es otro país donde el cómic está viviendo una buena época. Allí muchos autores se han podido beneficiar en los últimos años de las subvenciones que otorga el gobierno a actividades culturales. El escritor, periodista y guionista Rodolfo Santullo publicó junto con el dibujante Marcos Vergara Cena con amigos, una historia policíaca, y Los últimos días del Graf Spee, que recrea la batalla del Río de la Plata que tuvo lugar en Uruguay en el marco de la Segunda Guerra Mundial.
Las escenas editoriales de Chile y Brasil también se han animado en los últimos años gracias al auge del cómic de autor. En el primero, Marcela Trujillo, alias “Maliki”, dibujó Las crónicas de Maliki 4 Ojos, un relato con claves autobiográficas y un detallado dibujo de influencias alternativas americanas. En Brasil hoy se editan más libros de cómic que nunca. El guionista Fábio Moon y el dibujante Gabriel Bá son dos de los principales animadores del medio. Ambos trabajan para editoriales estadounidenses –Daytripper fue publicada por Image–, pero directamente para el mercado brasileño han producido, por ejemplo, la adaptación gráfica de la novela de Machado de Assis, OAlienista.
En México la potente industria editorial enfocada al lector infantil o juvenil se ha venido abajo casi por completo. Sí sobrevive hasta la actualidad el cómic erótico, pero el mercado está prácticamente copado por las ediciones de material extranjero, sobre todo manga y cómics de superhéroes estadounidenses. Sin embargo, como en el resto de Latinoamérica, el cómic de autor se abre camino. Y aquí vamos a mencionar como precedente el cómic Operación Bolívar, publicado en los noventa y obra de Edgard Clement, y que fue una de las primeras obras largas que trató temáticas sociales. En los últimos años han aparecido muchos jóvenes autores, de los cuales vamos a nombrar, a modo representativo, a Bernardo Bernárdez, alias “Bef”, autor de Perros muertos y Espiral, y a Tony Sandoval, autor de El cadáver y el sofá.
Fuente:
Gerardo Vilches, “Breve historia del cómic”, Ed. Nowtilus Saber, p. 335 – 339.
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